¿Está usted deseando el inicio del 2021?

 

Tal vez comparta ese sentimiento dominante colectivo con miles de personas sobre este año tan extraño, expresado por la canción pegajosa: “a la m****a 2020… creo que ya he terminado… ¡¿¡podemos empezar el 2021?!?” (Avenue Beat, 2020).

 

Pero, ¿y qué es lo que pensamos o esperamos que vaya a pasar en el año 2021?

 

Una certeza es que la Década de la Restauración de los Ecosistemas de las Naciones Unidas empezará el 1 de enero del 2021. Esta década ha sido declarada con el ambicioso objetivo de prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo (Naciones Unidas, 2020).

 

Teniendo en cuenta los desafíos responsables por la reputación infame del 2020—desde el Covid-19 hasta el Huracán Eta—la restauración de los ecosistemas a nivel mundial nunca ha sido tan importante. Especialmente porque estos desafíos y sus consecuencias catastróficas no van a transformarse mágicamente a polvo cuando el reloj llegue a la medianoche el 31 de diciembre. La pandemia y los cambios climáticos continuarán presentando amenazas, y tenemos que seguir vigilantes y tomando acciones.

 

Esta declaración, a pesar de como suena, no busca provocar desesperanza. Al contrario: este último blog del año se enfocará en oportunidad.

 

Aunque pandemias globales y tormentas devastadoras representan crisis de magnitudes extremas, también representan oportunidades de probar para nosotros mismos que como seres humanos tenemos la capacidad de:

…unirnos

…innovar

…tomar acción colectiva positiva

…adaptarnos

…mostrar resiliencia.

 

La evidencia científica muestra que la degradación de los ecosistemas ha jugado un papel significante en los tipos de crisis que hemos experimentado en este 2020. La degradación de los ecosistemas puede suceder de una vez con la tala indiscriminada de un bosque, o conforme los cambios en el clima alteren y comprometan un hábitat particular con el paso del tiempo. Sin importar como ocurre, la degradación de los ecosistemas puede contribuir a la severidad de los huracanes y a las condiciones en que los nuevos virus pueden emerger y propagarse. Por ejemplo, las inundaciones pueden estar mas extremas donde hay menos árboles para absorber el agua, y muchos brotes de enfermedades infecciosas están vinculadas con cambios en el uso de suelo por humanos.

 

El lanzamiento de la primera vacuna contra el coronavirus en humanos es un ejemplo asombroso de la ingenuidad humana, y también un ejemplo de cómo una crisis puede crear una oportunidad. Tenemos que llevar la misma intensidad y determinación, asociadas con esta revolucionaria vacuna, a la organización de las iniciativas de restauración de los ecosistemas en como hacer crecer los árboles y no solo sembrarlos.

 

Los árboles son nuestros mejores aliados. Absorben las emisiones de carbono, regulan las temperaturas de la Tierra, protegen nuestras fuentes de agua, y más. Pero solo pueden hacer su increíble trabajo si nosotros hacemos lo nuestro bien. Sembrando árboles, que toma lugar en el corto plazo, no hace el trabajo holístico de hacer crecer un árbol, que es un compromiso a largo plazo que empieza con un buen análisis previo. Dura indefinidamente, aún después de que un bosque sólido esta establecido. Involucra la selección de las especies adecuadas para una localidad en particular, cuidando los arbolitos durante su infancia vulnerable. Todo el tiempo involucrando a la comunidad, para que veinte años más tarde haya apoyo e inversión que pueda prevenir la tala.

 

Pensando no en años mas tarde, sino en los pocos días que nos llevarán al final de un año que pensamos que nunca terminará, ¿que pienso y espero para el año 2021?

 

Pienso en los desafíos y las oportunidades del nuevo año como dos lados de la misma moneda, y tengo la esperanza de que vamos a sentirnos empoderados/as por las oportunidades. Y no solo eso: tengo la confianza de que podamos sorprendernos a nosotros mismos con los resultados positivos que podemos elegir de crear.