“Lo que llamamos rosa, con cualquier otro nombre olería igual,” y un pájaro por cualquier otro nombre sería igual de bonito: reflexiones sobre educación ambiental

Por: Lilly Briggs
julio 7, 2021

Son las 4:42 am. Mi luz favorita del día empieza a resaltar las curvas de la cordillera a la distancia, escondidas por la oscuridad solamente cinco minutos antes. Y con la luz vienen las primeras canciones del amanecer.

El tintineo de las notas del Tropical Kingbird, como campanillas suaves despertando el mundo a una salida del sol singular.

Las notas de ping-pong cada vez más rápidas del Black-striped Sparrow, como gotas de café goteando cada vez más rápidamente para dar cafeína al nuevo día.

Las notas líricas descendientes del Gray-crowned Yellowthroat, como luz del sol emergiendo del suelo para unirse con los rayos descendiendo desde arriba.

Cuando acababa de mudarme a Costa Rica, me costaba nombrar cualquiera de esas aves a mi alrededor en cualquier idioma (inglés, español… ¡mucho menos en Latín!), ni hablar de identificar cualquier canto o llamado entre el número abrumador. Pero su música y magia me llenaron tanto en ese entonces como lo hacen ahora, apenas dos años y resto después, a pesar de mi trabajo muy fuerte para ampliar mi catálogo mental de los nombres y audios de las aves locales.

Estoy orgullosa de mi nueva capacidad de detectar un gorrión o yellowthroat con solo mis oídos, y agregarlo a mi lista matutina en eBird usando su nombre científico, humildemente. Pero, ¿es este blog solo una excusa de jugar de viva sobre mis avances en identificación? No, lo prometo.

Shakespeare escribió que “lo que llamamos rosa, por cualquier otro nombre olería igual,” para expresar que las cosas son lo que son, no importa el nombre que las damos. Mi reflexión personal me recuerda que la flora y fauna en nuestro entorno—desde rosas a aves—nos pueden conmover e inspirar sin importar si conocemos sus nombres (o canciones, historial natural, etc.) o no. Creo que es interesante de analizar esta realidad desde varias perspectivas de educación ambiental.

Hay estudios que sugieren que conociendo los nombres de especies puede aumentar nuestra conexión con ellas y la naturaleza en general. La conexión al medioambiente, a su vez, puede predecir comportamientos ambientales positivos. Aunque la educación ambiental tiene muchas metas, uno de los objetivos más importantes es el mejoramiento de la calidad ambiental a través de actividades que ayudan la biodiversidad.

Una de esas actividades es la ciencia participativa. Proyectos de la ciencia participativa involucran una colaboración entre los científicos y el público, permitiéndonos de recopilar datos sobre una especie en particular o fenómenos naturales, usando protocolos científicos sencillos, a escalas que no serían posible de otra forma. Armados con estos amplios conocimientos podemos desarrollar programas de conservación más estratégicos y planes de manejo de recursos naturales más robustos para salvaguardar ecosistemas y especies a niveles locales, regionales y globales.

Antes mencioné mis listas matutinas en eBird, lo cual es un proyecto de ciencia participativa dirigido por el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell. De hecho, es el proyecto de ciencia participativa más grande del mundo, permitiendo a cualquier persona, en cualquier lugar, en cualquier momento, de observar las aves y compartir estas observaciones con una base abierta que recopila todos estos datos. Mi capacidad de identificar cada vez más aves ahora en comparación con los primeros meses en Costa Rica (perdón, ¡prometí que este blog no era una excusa para alardear!) significa que puedo ingresar listas cada vez más completas en eBird, que a su vez significa que puedo contribuir de una forma más seria al enorme cuerpo de datos globales que mejora nuestro entendimiento científico acerca de las aves y nuestra capacidad de protegerlas.

Por otro lado, como una educadora ambiental puedo analizar mi experiencia desde otro ángulo completamente: puedo verla como un recordatorio de por qué conocimientos por si solos no siempre son suficientes para promover conexión al medioambiente o inspirar acción de conservación. Mi amor por los pájaros y deseo de ayudarlos no ha aumentado solo porque ahora puedo nombrar más de ellos. De igual manera, muchos participantes de educación ambiental que experimentan la observación de las aves por primera vez no necesariamente van a enamorarse a aprender sus nombres. Son los colores fuertes, las canciones bonitas, o los comportamientos interesantes que enganchan la gente, y no importaría si una especie en particular tendría un nombre muy poco sexi como “Pájaro Estiercolero” (hasta que yo sepa, no existe) o tan glamuroso como el Quetzal Resplandeciente (que sí existe aunque casi parece demasiado mágico para ser de verdad).

Creo que el desarrollo de conocimientos es valioso, claro. El aprendizaje sobre cualquier tema es un reto entretenido, y a mí me gusta agregar nuevos datos a mi catálogo mental de aves en particular. Además, hay evidencia de que la interacción continua con la naturaleza y las diferentes especies pueden fomentar la conexión que a su vez motiva acción. Participación en los proyectos de ciencia participativa es solo una senda para tal interacción. Sin embargo, creo que tenemos que enfocarnos igualmente, o hasta más, en la cultivación de una apreciación emocional intrínseca para nuestros alrededores naturales, no solo una apreciación intelectual.

Sí, es satisfactorio intelectualmente de llenar mi lista de eBird con igual rapidez que las canciones del amanecer llenan el paisaje auditorio previamente silencioso. Como científica participativa, puedo contribuir más, entre más aprenda. Pero también me gusta poner mi cerebro en pausa por un momento, para poder llenarme emocionalmente con el amor y felicidad provocada por el hecho de estar parada en la presencia de todas las aves hermosas y encima de esta tierra tan diversa que sostiene todo, desde las aves hasta nosotros los humanos. Porque de allí viene mi motivación más duradera para seguir construyendo la Asociación Ambiental Finca Cántaros en una organización que hace cada vez más para ayudar a las personas a aprender, conectar y actuar—creando comunidad e inspirando acción a través de la educación ambiental. in the presence of all the beautiful birds and upon this incredibly diverse planet that sustains everything from birds to us humans alike. Because that is where my most enduring motivation comes from to keep building Finca Cántaros Environmental Association into an organization that does more and more to help people learn, connect and act—creating community and inspiring action through environmental education.

 

 

 

 

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